
Casi cualquier comida que deba comerse con los dedos y pida bastantes servilletas durante el proceso me gusta, y las alitas de pollo no son una excepción. Confieso que pringarme los dedos, recordar nuestro pasado paleolítico, y pelear duramente por ese trocito de carne pegada al hueso me llena de absoluta satisfacción.
Es casi más laborioso comerlas que prepararlas (y así es como debe ser)
Ingredientes:
- 1 kg. de alitas de pollo (cortadas en dos sin la parte de la punta)
- 1 naranja
- 1 lima
- Jengibre.
- Sal.
- Pimienta
- Aceite de oliva.
Salpimentar las alitas y ponerlas en un bandeja apta para el horno, añadir el zumo de la naranja, el zumo de la lima, jengibre rallado y un poquito aceite de oliva, tapar con papel film y dejar en la nevera de un día para otro. Esto hará que las alitas cojan el rico sabor de la marinada.
Calentar el horno a 200 grados y meter la bandeja con las alitas, a mitad de la cocción darles la vuelta, para que se doren por los dos lados, yo las tuve 45 minutos, eso ya dependerá de si os gustan más o menos «quemaditas.»
Acompañar con una buena ensalada o unas buenas patatas fritas y tenéis una cena muy económica, fácil y rápida, quién da más!