
Sin duda, la fritada (también denominada pisto o firigolla) es uno de los platos indispensables del recetario clásico aragonés. Esta elaboración destaca por la versatilidad de sus formas ya que según la oferta del mercado hará que intervengan un mayor número de verduras. Por ejemplo la fritada de verano se centra en esta época por la frescura del tomate, el calabacín y el pimiento. En otras ocasiones, además de hortalizas, también se incorpora huevo trabado, trocitos de jamón, bonito en escabeche o caracoles, entre otros. En esta receta la variedad y las combinaciones están servidas.
Esta receta pertenece a El Gran Libro de la Cocina Aragonesa y es como la siguen preparando desde 1945 en el restaurante Emilio Lacambra de Zaragoza. Un plato delicioso y sabroso.
Ingredientes:
- 4 patatas medianas
2 cebollas
- 3 calabacines
- 5 pimientos verdes italianos
- 1 tomate maduro grande
- 1 huevo
- 200 gr. bonito en escabeche
- 1 puñado de olivas negras de Aragón
- Aceite de oliva
- Sal
Elaboración:
Trocear el calabacín, la patata y la cebolla como para hacer tortilla, por separado y reservar.
Cortar los pimientos en tiras finas, pelar y cortar el tomate en dados y reservar.
Una vez este todo cortado, freír en una sartén con aceite los cinco productos por separado salar e ir colocando escurridos en una cazuela.
Poner la cazuela al fuego y añadir el bonito escurrido y el huevo crudo y entero, mezclar bien y agregar las olivas negras, mantener en el fuego durante 5 minutos y lista una rica y nutritiva fritada aragonesa.
Se puede tomar como primer plato acompañada de un huevo frito o como acompañamiento de un pescado o carne a la plancha, a mí me encanta tomarla fría.