
Las sopas con costra, son las mismas que en pueblos del norte de Castilla se conocen como hervidas o de coscorrón, algo tan sencillo como unas sopas de ajo secas, sin apenas caldo en las que tras un tiempo de asado en el horno el pan se transforma en crema suave. Se elaboran en cazuela de barro aunque también se pueden utilizar las cazuelas de ahora de hierro tipo cocotte.
La receta que hoy comparto son las típicas y humildes sopas de ajo, las de toda la vida, pero cocidas al horno y al final gratinadas para que les quede la costra, según mi marido es como las hacia su madre y realmente quedan exquisitas.
Ingredientes:
- 200 gr. de pan del día anterior
- 5 dientes de ajo
- 50 gr. de chorizo
- 50 gr. de jamón serrano
- Pimentón dulce
- Aceite de oliva
- Agua
Elaboración:
Cortar en rodajas finas el pan del día anterior, y tostar en el horno, cuando este dorado sacar y reservar.
Partir los ajos en laminas, el chorizo en trocitos pequeños y lo mismo el jamón.
Poner aceite en una cazuela y añadir los ajos laminados, dorar a fuego lento para que suelten todo su sabor, cuando estén de color avellana añadir el chorizo y el jamón, sofreír lentamente, apagar el fuego y agregar el pimentón remover bien y añadir el pan tostado remover para que se impregne del aceite y cubrir de agua, (no poner demasiada si se necesita más se puede poner durante la cocción), rectificar de sal y cocer a fuego suave durante 10 minutos. Si vemos que están muy secas añadir más agua antes de meter en el horno.
Precalentar el horno a 200 grados por arriba y abajo y meter la cazuela durante 15 minutos, sacar y poner los huevos encima romper con un tenedor revolviendo un poco y volver a meter al honor con el gratinador a 200 grados, poner a mitad del horno, y dejar hasta que se gratinen y haga la costra.
Sacar y servir las sopas muy calientes, en los días fríos de invierno sientan de maravilla, espero os gusten.