
El lechazo es la cría de la oveja o cordero que todavía mama. El término «lechazo» es especialmente utilizado en el área de Castilla – León y en la cuenca del Duero donde su fija que no debe pesar más de doce kilos en el momento del sacrificio, no superar los 30-35 días de vida y una alimentación exclusivamente con leche materna.
Como bien dice el dicho popular: ” de la mar el mero y de la tierra el cordero”. La receta que hoy comparto es un lechazo guisado, tenía en el congelador unos restos que no daban para un asado y había que consumir porque estaban desde Navidad, ohhhh
Ingredientes:
- 1/4 de lechazo ( o unos restos en mi caso)
- 1 cebolla grande
- 1 pimiento verde italiano
- 2 zanahorias
- 1 rama de perejil
- 1 hoja de laurel
- 1 rama de romero fresco
- 2 dientes de ajo
- 1 cucharada de pulpa pimiento choricero
- 1 vaso de vino blanco
- Aceite de oliva
- 1 vaso de agua
- Aceite de oliva
- Sal
- Pimienta negra molida
- Harina
- 2 patatas
Elaboración:
Poner aceite a calentar en una cazuela y freír los trozos de lechazo salpimentados y pasados por harina. Cuando esté dorado sacar y reservar.
En el mismo aceite de dorar el lechazo hacer un sofrito con la cebolla, el pimiento, las zanahorias y los ajos ( todo muy picado), agregar el laurel y el romero, cocinar hasta que este todo bien pochado, añadir el pimiento choricero y el perejil picado, remover y sofreír 5 minutos más, agregar el vino blanco y dejar evaporar, agregar los trozos lechazo y el agua, rectificar de sal.
Guisar a fuego lento durante 50-60 minutos hasta que quede bien blandito, que se vea el hueso despegado. Dejar reposar y acompañar con unas patatas fritas, que se pueden añadir al guiso para que cojan el sabor del la carne o ponerlas de acompañamiento sin más.
Una forma deliciosa de aprovechar unos restos de lechazo y que nos hemos chupado los dedos..